CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

viernes, 25 de marzo de 2011

ESCLAVA DE NADIE


                                                ELEN@
            El uso de la @, tan frecuente en la actualidad, viene de antiguo. Agustín Sánchez Vidal nos lo explica en su última novela, Esclava de nadie  (Espasa): “Los comerciantes la usaban en sus pesos y medidas. También los médicos en sus recetas, para indicar que en una fórmula concurrían dos ingredientes a partes iguales: ‘Mitad y mitad’”  Pero, “¿qué significa eso en sujeto humano?”, se preguntará López de Mendoza, juez del tribunal del Santo Oficio de Toledo que ha de juzgar La increíble historia de Elen@ de Céspedes, la protagonista del relato.
            Mientras, en su celda, Elen@, con el tiempo corriendo en su contra, repasa su vida y trata de escribir una lista con sus enemigos para señalar a su denunciante y anular de esa forma su testimonio: esclava mulata que logró su manumisión; presunto hermafrodita casada primero con un albañil del que tuvo un hijo, al que poco después abandonaría siendo todavía un bebé para travestirse y desempeñar los oficios reservados exclusivamente en esa época a los hombres de soldado, sastre y cirujano (se la considera la primera cirujana titulada del mundo de la que se tenga noticia, adelantándose en ese mérito a otra seudohermafrodita, Henriette Faber, que lo consiguió a principios del siglo XIX), y así ascender en la escala social y buscar su verdadera identidad sexual que l@ llevará finalmente a contraer matrimonio con la hermosa joven María del Caño. De esta manera tan cinematográfica –motivo del plazo y uso del flash back- comienza y se desarrolla una novela trepidante, que te atrapa desde el comienzo y ya no te abandona hasta el final.
            El sucinto argumento esbozado puede inducir a error y hacer pensar al lector que estamos ante la imagen –habitual en la novela y el teatro- de la mujer que no vacila en vestirse de hombre para llevar una vida llena de aventuras y peripecias, nada más lejos de la realidad, esa sería una lectura trivial y anecdótica de la vida de Elen@ de Céspedes, su historia es mucho más compleja y comporta una extraordinaria voluntad de búsqueda de independencia, de afirmación personal y de ascenso social de una persona que no se resigna a ser toda la vida un paria por la condición impuesta por razón de su nacimiento.
            Así, junto con el gran tema de la libertad para elegir un destino propio –la protagonista dice en varias ocasiones a lo largo de la narración que no es esclava de nadie-, nos encontramos el drama de la identidad de un ser que en todos los aspectos de su vida resulta ambiguo: mulata manumisa hermafrodita en una sociedad, la de la España del siglo XVI, clasista, racista y sexista, en la que ejercer el derecho a la libertad individual estaba solo al alcance de unos pocos privilegiados; es decir, no era ni blanca ni negra, ni esclava ni libre, ni hombre ni mujer, por eso “hubo de tomar las riendas de su vida y decidir lo que iba a ser”. En el fondo, eso es lo que ejemplifica con sus decisiones y su trayectoria vital; ella pide que la dejen ejercer en libertad lo que en palabras de Gracián es el “difícil arte de elegir”.
            Elen@ es un personaje redondo, con una personalidad propia que evoluciona a lo largo de la novela. Junto a él destacan también los de Ana de Albánchez, una mujer puro deseo sexual, ávida de nuevas experiencias y, sobre todo, María del Caño, una joven valiente y decidida, el amor en esencia, sin prejuicios, a pesar de los muchos riesgos que entraña amar sin concesiones en esa y en cualquier otra época. A estos caracteres femeninos se suman también los de el alférez Tizón, el médico humanista León, etc.
            Agustín Sánchez Vidal, con la sabia modestia que le otorgan sus muchos conocimientos en diferentes disciplinas y sus numerosas lecturas, confiesa que en esta su tercera novela todavía está aprendiendo el oficio y que en este caso su pretensión principal ha sido la de escribir de forma sintética, intensa y con nervio, y vaya si lo ha logrado: narra de forma selectiva la vida de su protagonista eligiendo los momentos clave sin perderse en acontecimientos vacuos ni prolijas descripciones, centrándose en la acción. Su labor ha sido fundamentalmente de poda, de contención, de manejo de la elipsis al más puro estilo cinematográfico.
            A pesar de que como hemos señalado el autor dosifica la carga documental y erudita en la narración, sobre ella gravita un evidente humanismo, y no solo porque se cite en varias ocasiones el Discurso de la dignidad, de Pico della Mirandola, sino porque sus preceptos fundamentales -también los del Renacimiento-, sin enunciarlos expresamente, animan la conducta del personaje principal y de la novela entera, a saber: el derecho a la discrepancia, el respeto por las diversidades culturales y religiosas y el derecho al crecimiento y enriquecimiento de la vida a partir de la diferencia.
   Cuando el lector no sólo interesado en la historia, sino también preocupado por las reivindicaciones sociales concluya la lectura de Esclava de nadie, caerá en la cuenta de que la narración es la biografía de un personaje del pasado, pero su vida, además de interesante, se le revelará por completo moderna, al abordar temas absolutamente vigentes aún hoy en nuestra sociedad como son la libertad de elección y la tolerancia. La vida de Elen@ supone un hito importante en la lucha por lograr la emancipación, por vencer todos los obstáculos y trabas imaginables, reclamando los derechos inalienables de cualquier persona, sea cual sea su condición; sus problemas, frustraciones y anhelos, no son solo los de los transexuales de otras épocas, sino,
por desgracia, de la de muchos de hoy en día.

Agustín Sánchez Vidal, Esclava de nadie, Madrid, Espasa, 2010.

AGUSTÍN SÁNCHEZ VIDAL, VII PREIMIO DE NOVELA "CIUDAD DE ZARAGOZA"

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