CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

jueves, 17 de octubre de 2013

LA MELODÍA DE UNA VIDA: ANTÓN GARCÍA ABRIL, UN MÚSICO UNIVERSAL TUROLENSE (II)

Primeras composiciones: Canto a la madre (1946) y Angelines (1947)

ANTÓN EN LOS AÑOS TREINTA

        En 1947, becado por la Diputación Provincial, se trasladó a Valencia para ampliar sus conocimientos musicales bajo el magisterio de Consuelo Lapiedra. Tras un año de duro trabajo, se examinó como libre de tres cursos de solfeo y de cuatro de piano, su hazaña la recogía el periódico local turolense Lucha (2-7-1948) de la siguiente elogiosa manera: “Con notas sobresalientes aprobó en un solo curso, en el Conservatorio de Valencia, los tres de solfeo y cuatro de piano, el niño Antón García Abril. Los profesores le dedicaron grandes elogios por su aplicación y grandes condiciones para la música”. La ciudad lo adoptaba así como su particular niño prodigio. No la defraudaría.
ANTÓN EN LOS AÑOS CUARENTA

            Ya en estos años iniciales de formación, Antón comenzó a componer y, según recoge Cabañas (Antón García Abril. Sonidos en libertad, Madrid, Instituto Complutense de Ciencias Musicales. SGAE.,1993) sus primeros trabajos serían su Canto a la madre (1946) y Angelines (1947), dedicada también a ella, partituras hoy en día perdidas, pero vivas aún en la memoria y las manos del compositor. 

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