CASABLANCA

CASABLANCA
FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

viernes, 7 de marzo de 2014

ELOY FERNÁNDEZ CLEMENTE: DIEZ INSTANTANEAS (VI)


“El aire olía a brasas francesas”



            Al poco de su llegada a Teruel, en noviembre de 1966, fue nombrado presidente del Sindicato Nacional de Enseñanza en la provincia. Eran tiempos complicados, en especial en una ciudad pequeña perfectamente controlada por el régimen con sus omnímodos gobernadores civiles, caso del ya citado Federico Trillo o de aquel otro, tan irascible y tronante, Ulpiano González,  “que llegó a echar una bronca al empleado del Servicio Meteorológico de Calamocha, por dar temperaturas tan bajas.”, en la que, incluso, se atentaba contra la intimidad de las personas, como le llegó a confesar el jefe de Correos, Tomás Santacruz, el día que se jubiló, diciéndole “Eloy, ahora puedo decirte que durante estos cinco últimos años ha venido con mucha frecuencia un policía, pedía tu correspondencia y la de Labordeta, se metía en un despacho y al rato nos la devolvía, ya puedes imaginar”.
En este ambiente asfixiante, realizó su labor lo mejor que supo, pudo y le dejaron, de hecho, llegó a organizar unas I Jornadas pedagógicas en 1969, algunas de cuyas conclusiones finales reproduzco por lo que tienen de germen de muchos de los logros educativos posteriores en nuestra provincia: “[…] planificar las enseñanzas básicas según la infraestructura del país y favorecer la proximidad familiar; conceder pleno ejercicio universitario al nuevo Magisterio; libertad y gratuidad total en todo centro de enseñanza, sea público o privado; creación en Teruel de un Instituto de Idiomas […]” Y quizá lo más polémico y renovador, en la medular de todas las reformas y contrarreformas educativas, todavía en la actualidad no resuelto, la sempiterna polémica de la religión como materia educativa: “Se considera inadecuado el actual planteamiento de la enseñanza de la Religión en el bachillerato superior, y se sugiere la posibilidad de que, sin dejarse en absoluto la formación religiosa, se hiciera de otro modo que por asignaturas sujetas a examen y calificación”. Como se puede comprobar, sigue lloviendo sobre mojado.
Un año antes, en mayo de 1968 y con la que estaba cayendo en Francia, Eloy encabezó como presidente del Sindicato de Enseñanza una instancia y un “Informe sobre el posible establecimiento de estudios universitarios en la ciudad de Teruel” al presidente de la Diputación, junto con otros miembros del claustro de profesores del Instituto. Exponían que dada la masificación de los estudios superiores y la ausencia de estos en Teruel, se ofrecían a organizar e impartir las enseñanzas de los cursos comunes de Filosofía y Letras, adscritos a la Universidad de Zaragoza. Todo ello bajo el patronazgo de la Diputación. Al final, todo quedó en nada, como señala, “estábamos en 1968 y el aire olía a brasas francesas…”. Brasas que en este caso, pocos años más tarde, en 1972, reavivarían prendiendo el fuego del Colegio Universitario de Teruel, convertido en 1994 en Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, antesala del actual campus universitario turolense.



No hay comentarios:

Publicar un comentario