CASABLANCA

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FOTO DE GONZALO MONTÓN MUÑOZ

domingo, 5 de febrero de 2017

RESEÑA DE LA NOVELA "UN EXTRAÑO VIAJERO", DE MANUEL RICO




SILENCIOS CÓMPLICES




   El poeta, narrador y crítico literario, Manuel Rico resultó ganador del IX Premio Logroño de Novela con Un extraño viajero, una obra de ficción cimentada sobre bases reales, un tanto difusas si se quiere, veladas por la neblina del misterio, la ocultación interesada, el forzado olvido o los silencios cómplices, pero al fin y al cabo reales: la existencia de los campos de trabajo franquistas y la tan extraña como enigmática personalidad del escritor y político inglés Humphrey Slater, cuyo rastro se pierde en España en 1958. Nunca se encontró su cadáver, pero según los archivos de los servicios británicos, que le seguían el rastro por comunista, habría muerto -¿asesinado?- en algún lugar de nuestro país en el que combatió como brigadista internacional durante la guerra civil, experiencia relatada en su novela Los herejes (1946), que supuso un cambio radical en su pensamiento político, pasó de convencido comunista a feroz antiestalinista. 

 
En Un extraño viajero hay una mixtificación de géneros, arranca en el presente del año 2005 con la historia de amor entre Lucía Olmedo, propietaria de un hotel rural, La Casona, ubicado en un pueblo de montaña al norte de Madrid, y “un extraño viajero”, Salko Hamzic, periodista servio, cuya misteriosa desaparición abre la puerta de una nueva dimensión hasta ese momento absolutamente desconocida para ella: la memoria oculta y silenciada de los presos de los campos de trabajo forzados que construyeron obras públicas durante las primeras décadas de la dictadura. Mediante unas fotografías olvidadas, el rojo de una noche de pasión amorosa se disuelve en el blanco y negro de la realidad de las desvalidas figuras de los condenados por el Régimen en los años cuarenta, cincuenta y primeros sesenta, el otro tiempo de la narración, hecha presente no sólo por el descubrimiento de la mencionada colección de imágenes, sino también por ese “universo paralelo”, por “esa realidad poliédrica y fragmentaria de Internet”, en la que se instala la protagonista, de esta forma, la indagación histórica en aspectos poco conocidos de la represión franquista, salpimentados sabiamente con pequeñas dosis de elementos propios de la novela negra, deviene definitivamente en una trama de intriga que atrapa al lector hasta su tan inesperado como sorprendente final, al tiempo que despiertan en él una mirada crítica hacia una realidad de nuestro pasado reciente poco o nada conocida.

   La Sierra Norte de Madrid donde se desarrolla la historia cobra un protagonismo importante hasta llegar a ser un personaje más, o mejor aún, un personaje diferente, casi un territorio mítico al uso de los grandes novelistas –un paisaje del alma en el ámbito de la Comala de Rulfo o, más próxima si se quiere, la Celama de Mateo Díez-, con nombres imaginarios de gran poder evocador: Brezo, El Acebo, etc. Se trata pues de un personaje telúrico que guarda secretos inconfesables e imprime carácter a sus pobladores, de una belleza abrupta y primitiva en su desolación, en su desnudez, en su silencio cómplice, un lugar que “guardaba una memoria de presos y penalidades, de trabajos forzados, maltrato y muerte.”, nos dirá el narrador en tercera persona frecuentemente instalado en la conciencia de Lucía, atento siempre a su evolución y cambio. Lo que cohesiona a su población -por extensión también a todos nosotros- es el hecho de haber compartido el mismo pasado oprobioso y haber silenciado ese infame secreto, la existencia a nuestro alrededor de multitud de dramas dormidos y ocultos.

En definitiva, Un extraño viajero es un cóctel narrativo en el que se mezclan con mano precisa un poco de historia, algo más de compromiso y denuncia, y un mucho de entretenimiento, es una historia de fantasmas que solo rescatándolos del olvido podrán descansar en paz. Manuel Rico nos propone un ajuste de cuentas con nuestro pasado en forma de amena meditación histórica y de profunda reflexión sobre la identidad (¿quién fue Humphrey Slater? ¿y Elio Andric o Salko Hamzic?-, que nos invita a la reflexión acerca de la terrible y vergonzosa represión franquista, por todos silenciada y de la que en cierto modo, somos partícipes, su mancha seguirá emborronando nuestra historia hasta que la conjuremos sacándola a la luz. Como dice a sus hijos Atticus Finch, el valiente abogado protagonista de Matar a un ruiseñor, “uno es valiente cuando, sabiendo que la batalla está perdida, lo intenta a pesar de todo y lucha hasta el final. Uno vence raras veces, pero alguna vez vence”. Lucía, que lee el libro de Harper Lee, lo sabe y lo intenta; Manolo Rico lo logra.



MANUEL RICO, UN EXTRAÑO VIAJERO, Sevilla, Algaida Editores, 2016.






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